Una mesa decorada o una mesa dulce siempre es un motivo de alegría, sobre todo si tus dientes son de leche. En mi cultura (igual que en la tuya) las fiestas se celebran alrededor de una mesa, pero por lo general suele ser una mesa muy aburrida, sobre todo si te pones en la piel de un niño.
Yo no tengo hijos (solo tengo acciones) y no sé si te pasa también a ti, pero el momento que vivimos hoy en día me hace reflexionar más de lo habitual. ¿Es verdad que un niñ@ vive en su mundo alejado de primas de riesgo y otras lindezas?, yo no sé hasta que punto es eso del todo cierto. No conozco reunión de amigos o familiares en los que no se acabe hablando del «monotema», la crisis y sus daños colaterales. Yo no es que quiera mirar para otro lado, ni negar la realidad, pero nos olvidamos de que los momentos de felicidad, o vienen (que algunos vienen inesperadamente) o los fabricas, y por lo tanto otros los verán venir. Si los otros son los pequeños, la compensación es doble.
Resulta que el próximo miércoles es la noche de Halloween, una fiesta importada de Estados Unidos, que a su vez importaron de los irlandeses, que a su vez importaron de los Celtas, que celebraban el fin del verano, fíjate tu, que sencillez. Es verdad que celebrar las fiestas de otros es un poco extraño, es como si se ponen a celebrar las fallas en San Francisco. ¡Y QUE MÁS DA! Si la mayoría de las fiestas son originariamente para celebrar el cambio de estación, ¿Y qué es eso sino una excusa para juntarnos, reírnos, tocarnos y crear momentos de felicidad?
Alguna de vosotras me ha comentado en el post de las galletas decoradas con fondant que quizás disfrutamos mucho decorando galletas porque nos recuerda cuando éramos niñ@s y ese es un poco el espíritu que debemos recuperar y fomentar. Déjate llevar, olvídate del reloj y de las etiquetas y celebra lo que sea, cualquier excusa es buena para celebrar algo, también Halloween.
Si además quieres contarles a los peques un cuento de Halloween (basado en hechos reales) pregúntale al oráculo o mira en este enlace sobre la historia de Halloween El dulce con la historia se llevan bien, ya lo sabes…
He querido hacer tantas cosas para Halloween que al final me ha salido otra mesa, mi mesa decorada 2.0. Con sus cupcakes, con sus cake pops, una tarta decorada y dedicada al gran Tim Burton, ¡como me gusta el estilo de los dibujos de este hombre! No te pierdas su Web es muy chula. Tampoco podían faltar las típicas chucherías y las calabazas variedad Halloween. Me ha sorprendido lo que me ha costado encontrar calabazas de esta variedad en mis sitios de compra habitual, que suele ser los mercados municipales. En casa consumimos calabaza habitualmente, pero usamos las de cuello que tienen forma similar a la pera, en Valencia hay otra variedad muy común pero la piel tiene como verrugas y el color no es tan anaranjado como las de Halloween. Al final, los que han entendido el «negocio» (y quizás también se lo puedan permitir), han sido los grandes almacenes, que es donde las he podido conseguir. Con la ayuda de Eloy, el padre de mi marido, que es todo un manitas, he conseguido rematar la mesa con la decoración más típica.
No me enrollo más. No te quedes sin celebrar Halloween o lo que se te ocurra. Y si lo haces cuéntamelo, mira mi cara de felicidad solo de pensarlo 🙂
Seguimos arrancando en HojadeMenta
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